Closed for vacations.
O mejor, para salir del bucle en que se había convertido mi vida sentimental; un sin fin de primeras citas sin ton ni son.
Imagino que la causa directa fueron los casi tres meses de confinamiento. Sales de ahí con ganas de volver al ruedo y ver qué onda. Demasiado tiempo a través de la pantalla hace que tengas ganas de volver a tener contacto humano y descubrir a otro ser vivo. O quizá son las ganas de comprobar que sigues siendo capaz de desenvolverte en una cita y que, esa falta de contacto, no ha mermado tus capacidades. Yo que sé.
El tema es que llevo unos meses en que no he pasado de una segunda cita, y si llega. El 80% de las veces, ni eso.
Soy consciente que parte de la culpa es mía. No me siento con suficiente energía para repetir. No ha habido suficiente atracción y no consigo decidirme a intentarlo de nuevo. A saber cuántas historias me he perdido por culpa de esta pereza.
En otros casos, no soy yo y es el otro al que no le apetece volver a quedar conmigo. Tengo que confesar que tampoco es que yo insista nada para que eso suceda. Si no sale solo, bon voyage. Sé que no es la forma, sé que no debo esperar a que el otro lo haga todo como si estuvieramos en el siglo XIX pero, no puedo. Mi baja tolerancia a la frustración me supera.
Solo ha habido una cita en que me hubiera gustado repetir. Quedamos con el típico, la próxima invitas tú y parece que jamás llegaré a hacerlo. Y eso que había un cheesecake por el medio.
Oportunidades perdidas.
Sin embargo, después de tanta primera cita, de partir de 0 en muchas ocasiones y de tener que contar lo mismo 80 veces, he decidido cerrar el chiringuito por un tiempo.
Adiós Tinder.
No sé si tendré mono como si de un adicción se tratara. Termina siendo un entretenimiento en ratos muertos y… Bueno, tiene su qué jugar a dar matchs y sentirse un poco ser todopoderoso.
Pero es que realmente no puedo, vale, no quiero más.
Como mínimo durante una temporada.
No estoy preparada para lo que supone ir más allá de una cita. Creo que no soy capaz de invertir energía ni tiempo o de abrirme a otra persona. No necesito a nadie en estos momentos, me necesito a mi misma.
Y aunque debo ser la única pringada que no ha cogido aún vacaciones (sólo el día de mi cumpleaños porque era inconcebibile trabajar ese día), por algún lado se debe empezar. Por el momento; cerrando la temporada de citas.