#FRAGMENTOS

DE PALABRAS QUE NUNCA LLEGARÁN

Te escribo aún sabiendo que jamás vas a leerme.
Ciñéndonos a la realidad, nunca llegaste a leerme, pero me hubiera gustado que lo hicieras alguna vez.
Quizá te habría gustado.
O quizá no, claro.

Esta noche te he vuelto a recordar, pero llevas unas semanas dando vueltas por mi cabeza con más frecuencia de la habitual.
No es que nunca piense en ti, pero ya sabes; la vorágine del día a día y…

Recuerdo ese lunes de diciembre en que te fuiste.
Aunque, para mi, ya te habías ido mucho tiempo atrás.
Intento mantener a buen recaudo los recuerdos de los buenos tiempos (permíteme que haga dicha diferencia), tengo miedo de perderlos porque es lo único que me queda de ti, a parte de alguna foto.

No sé con exactitud qué día cambio todo. Probablemente podría saberlo haciendo algunos cálculos pero… ¿para qué necesito una fecha exacta?

Imagino que en un principio no entendía nada, ¿cómo iba a hacerlo? Había tanto dolor entremezclado que nadie supo explicarme qué estaba pasando.
Hasta que simplemente esa pasó a ser tu/mi/nuestra realidad.

¿El mundo dejó de girar para ti?
A veces te pienso y se me llenan los ojos de lágrimas.
¿Cómo lo viviste? ¿Cómo sentías? ¿Querías vivir así? ¿Alguien te lo preguntó?

Tengo grabado a fuego el día que te despedí. Hablándote bajito y con lágrimas en los ojos. Seguramente no te diste cuenta, pero ojalá hubieras podido estar presente.
A pesar de seguir sin saber gestionar las despedidas, agradezco la tuya.
Nadie me lo dijo, ¿sabes? Pero, de algún modo, intuí que era el momento y lo solté. Bendita intuición, ¿verdad?

Odio recordarte a veces. Odio ese recuerdo concreto; el de verte en tu silla de ruedas en el salón, sin moverte, sin pronunciar una oración completa y con sentido. Gritando alguna vez quizá, pero incapaz de hacer nada por ti mismo, hablar conmigo o voler a darme la mano.

Tantos años más tarde aún muero de pena al recordarlo.

Por eso quiero mantener los momentos brillantes. Quiero que sigas siendo el que me llevaba a pasear con mi carrito de muñecas por esos campos llenos de tulipanes, el que me salvaba de los canarios malignos que salían de sus jaulas y el que me abrazaba muy fuerte cuándo me ponía a llorar.

Voy a guardarte siempre.