Eres lo que publicas.
Sí, eres todo aquello que muestras por redes sociales.
Pero también eres todo aquello que publicaste en un pasado.
(Si cuando toqué por primera vez una red social me hubieran dicho que terminaría trabajando en ello, me habría echado a reír sin remedio. Yo, que renegué en un principio de facebook, instagram, twitter y la mitad de las rrss)
LOS INICIOS… Y LAS NOCHECITAS EN MESSENGER
Mi primer contacto con una herramienta social fue, sin duda alguna, con el correo electrónico. Sí señores, esa misma que hoy usamos para trabajar, fue mi primer canal de comunicación online. El sustituto de esas cartas enviadas por correo ordinario durante el verano hechas en word- menuda revolución-, evidentemente con tipografía comic sans- perdónanos, señor-, estilosos títulos de WordArt y dibujitos predeterminados de microsoft. Una joya estética para cualquier entendido que se precie. Aunque tal y como está el panorama, quizás en dos días es tendencia. ¡Mira qué te digo!
Pero evolucionamos, vaya si lo hicimos. Evolucionamos y nos revolucionamos con Messenger. El patio de vecinos 2.0. El whatsapp de antaño, la forma más innovadora de mantenernos conectado con los amigos (y con los posibles, futuros o potenciales ligues, todo hay que decirlo).
Si no tenías msn quedabas fuera. La vida dejaba de suceder entre las cuatro paredes de colegios e institutos para pasar a estar detrás de la pantalla. Ahí se cocía todo, se forjaban las amistades, se comentaba el partido del día, desarrollábamos nuestras dotes filosóficas con frases trascendentales en nuestros estados y nuestra creatividad consiguiendo dibujos y formas con las letras del teclado ordinario (MaYuS-MiNuS, etc, etc.). Fue allí donde nuestros nombres mutaron a otra clase de apodos y dónde se elaboraron los acrónimos y siglas más revolucionarios… y que la RAE nunca llegó a aceptar. Cocreta sí pero xSJ no. ¿Por qué, RAE? Seguimos esperando una explicación. También donde empezaron los primeros fracasos y suspensos en ortografía. Algunos de los cuales aún no se han recuperado (por favor, recemos todos por ellos). Ace, ke, wapo, nanit, ahun… Voy a tener que dejar de comentar al respecto, al final me van a salir ampollas en los dedos y me van a sangrar los ojos.
Las primeras estrategias de marketing: conectarse y desconectarse veinte veces para que ESA persona fuera consciente de que estabas ahí (esa y todos los demás, pe-sa-do) y se dignara a hablarte, porque tú evidentemente no pensabas hacerlo. Suerte que evolucionamos. Aunque aparecieron nuestros amigos los zumbidos que molestaban igual. ¿Quién usaba zumbidos y con qué finalidad? ¡Que hable ahora o calle para siempre!
DIARIOS ONLINE QUE NADIE QUIERE RECORDAR
Con el msn como bandera y razón de existir, apareció el bendito fotolog. Bendito por decir algo. De bendito no tenía nada. Diarios personales en línea y a ver qué historia nos enganchaba más y conseguía más seguidores. Los primeros influencers en potencia se crearon en fotolog- riéte tú ahora de Instagram-.
Pero oye, que te enterabas de todo. Quién había hecho qué, dónde había pasado el fin de semana X o Y, quién se llevaba bien con quién y cuándo había fracturas de amistades. Guerras frías en los comentarios de las entradas, seguidas en clase de informática actualizando la página cada dos por tres. El que no usaba fotolog en su propio beneficio era porque no quería.
Y una especial mención a esas fotos en el espejo a cámara vista, por favor. Un minuto de silencio para recordar y autoflagelarnos por esas fotos que todos nos hicimos alguna vez y por las que hoy lloramos solo con que alguien nos las mencione. Y aunque las hayas hechos desaparecer, todos sabemos que están ahí, forman parte de tu huella digital- recuerda, eres lo que publicas, aunque luego lo borres-. Recemos en silencio para que nunca reaparezcan en nuestras vidas y a nadie se le ocurra sacarla en tu boda.
FACEBOOK NOS HIZO MADURAR (MÍNIMAMENTE)
Fotolog murió. No recuerdo exactamente cuándo ni por qué, pero murió. Y apareció Facebook. Pero, ¡eh! Seguíamos al pie del cañón con nuestro amado msn. Casi que no pedías números de teléfono sino direcciones de msn. Total, aún íbamos con esos armatostes que sólo servían para enviar sms y hacer perdidas (y los más agarrados llámame que no tengo saldo). Queridos Nokia 3310, abandonados hoy en día en algún cajón- aunque me juego lo que queráis a que si lo enciendo ahora, aún tiene batería-.
Volviendo al tema. Llegó Facebook a nuestras vidas. Solicitudes de amistad arriba y abajo y contar los sucesos más destacados del día. Por suerte, eran pocos los que se dedicaban a contarnos su vida por la plataforma. Aunque, al fin y al cabo, seguías enterándote de todo; fulanita y menganito están en una relación. ¡Oh! Ahora Manganito está soltero, ¿qué habrá pasado? Ui, ¿y estos dos? ¿Ahora son amigos?
Dejábamos de pedir msn para empezar a pedir nombres y apellidos. Gracias Dios, digo Mark, por escuchar mis plegarias. Mejor recordar a Alejandro Rodríguez que a alexitu_bcn (y te estoy poniendo un ejemplo bastante decente).
Y es que en Facebook encontramos la forma de compartir nuestra vida mediante álbumes de fotos- con espacio limitado-, comentarios y estados -que 8 años más tarde nos avergüenzan gracias a sus “Recuerdos”-.
Y una mención especial a esas páginas y grupos ingeniosos que llenaban las horas muertas.
Si me vas a kerer con k, mejor no lo hagas. Sentirse estudiantilmente realizado por ordenar los apuntes. Optativas que se creen troncales. Esa sensación de hijo ejemplar después de ver callejeros. De los creadores de “no te llama” y “no te escribe” llega en 3D, no le importas. Usar vocabulario complejo en los exámenes para ocultar tu desconocimiento. Apuntes que estudian solos en la biblioteca. Si la respuesta ocupa tres líneas, ¿qué narices escriben los demás?
Y podría seguir porque casi fue necesaria una intervención para que dejara de hacerme fan.
Y Facebook, junto al chat blackberry, terminaron por desbancar a msn. ¿Os pensábais que me olvidaba? Para nada. Secta blackberry; el primer smartphone que tuve entre mis manos. Imprescindible pedir el pin de la BB. Las primeras señas de control al cambiar el famoso tic cuando habían leído tu mensaje.
¿Quién se acuerda hoy en día de todo esto con whatsapp?
Y entre unos y otros nacieron Twitter e Instagram. Instagram, los influencers, la vida idílica y compartir tu vida mediante fotos. Snapchat, Vine, Telegram, Ello, Vero y un largo etcétera…
Hasta aquí hemos llegado. Por el momento, claro.