#BONITALAVIDA #RANDOM

DE POR QUÉ SPOTIFY ES LA MEJOR INVERSIÓN DE MI VIDA

Tiene cierta gracia que careciendo de plenas facultades auditivas, la mejor inversión de mi vida sea una aplicación para escuchar música. Pero ya lo decía Serrat, «de vez en cuando la vida nos gasta una broma» (siempre hay una canción de Serrat o de Sabina perfecta para cada momento).

Pero, sin lugar a dudas, vivir sin spotify sería un gran #drama.

La música y yo jamás hemos sido lo que se dice afines. Y no porque mis padres no lo intentaran. Cuando era una enana de tres años pusieron toda la carne en el asador y me apuntaron a música. Tenemos un piano y una guitarra en casa y mi madre fue profesora de piano por lo que intentaron que la niña aprovechara los recursos y diera rienda suelta a su creatividad. FAIL.  La tontería duró hasta los 7 u 8 años, cuando después de ver que no aconseguía dar una nota del derecho les dije que au revoir.
No tengo oído musical, no reconozco notas, escalas, melodías y ni tan siquiera soy capaz de tararear como dios manda una canción que, en teoria, me sé.
Mister A. dice que canto muy mal, pero bueno, lo aceptamos. No voy a discutírselo.

Sin embargo, la música me da vida. Debo reconocer que lo que a mi me gusta es cantar canciones que me sé y es así, como me paso el 30% de mi semana apróximadamente. Mientras trabajo, limpio, ordeno, cocino, voy por la calle… cualquier momento es bueno. Imagino que los vecinos deben estar hasta las narices de mis conciertos en cualquier momento del día (es lo que tiene trabajar desde casa). Pero como entre las 8 de la mañana y las 22 de la noche no se pueden quejar, poco le pueden hacer a parte de maldecirme y echarme males de ojo.

Spotify contribuyó a que los lunes me gustaran gracias a su lista Discover weekly. Cuando me levanto, sé que tengo una lista de unas 20 canciones por descubrir y que, quizás una de ellas se convierte en la canción favorita del momento.
Siempre asocio canciones a momentos de mi vida y lo hago de forma muy precisa. Hay muchas canciones que me recuerdan épocas pasadas o momentos concretos asociados con lugares, personas o experiencias vividas. Porque claro, soy la clásica persona que cuando encuentra una canción que le atrapa, la escucha en bucle de forma obsesiva. Una vez tras otra, sin parar. Hasta que, al cabo de una semana, dos o tres, descubro una nueva y me olvido de la anterior.
Luego llega fin de año, spotify me hace la lista de los top del año y me da vergüenza ajena ver según que. Crees que habrá mejorado respecto a la anterior y te das cuenta que no.

Y hablando de listas, obviamente tengo listas para todo. Según la época del año, canciones que me alucinan, playlists que me alegran el día, y la típica de música triste y melancólica de esa para recrease en el #drama. (Esto me recuerda que no tengo ninguna lista que se llame #drama y que debería ser mi próximo objetivo, musicalmente hablando).

Evidenemente, empecé con spotify premium con la típica estrategia de marketing de: pruba un mes gratis. En realidad, creo que fueron tres por ser de movistar o algo por el estilo. A partir de ahí, como aún me pagaban mis padres el móvil y estaba vinculado a laa factura de éste, no dije ni mu y seguí con mi spotify premium hasta que un día mi madre decidió que era suficiente mayor para costearme mis propios gastos. Y nada, a los datos y llamadas le añadimos spotify.

Tenemos que recordar que antes de spotify y de que sea tan fácil descargar música en el móvil (a ver si te piensas tú que trabajando en social media me dedico a gastar datos a lo tonto), teníamos que hacer auténticos milagros para escuhar música que no sonara en la radio. Fueron los cassettes en los 90, los CDs luego (con el tocho del discman) y luego los mp3 e ipods. Pero bajarse la música era un auténtico #drama. Canciones a medias, en lugar de la versión normal te aparecía la versión en directo cantada de lejos por el público durante media canción, versiones raras.. un despropósito, vamos.

Pero llegó spotify, gracias a dios.

Y conste que, como es la mejor inversión de mi vida,  lo pago feliz como una perdiz.