Una de mis fórmulas comodín para empezar cualquier pregunta es: ¿Cuál es tu X favorito?
Por lo general, el personal suele quedarse un poco a cuadros y le cuesta lo suyo responder. Y eso si te dan una respuesta decente. Siempre hay quien te suelta un: ay, no sé, no tengo un favorito.
Como soy muy empática y comprensiva, me callo y cambio la pregunta, pero me cuesta un poco de procesar.
Yo tengo favoritos para casi todo. Para mi, la vida es incomprensible sin una escala de preferencias bien definidas.
Y evidentemente, sé perfectamente cuáles son. A veces voy por la vida decidiendo qué me gusta más y hago mis propios ránquings mentales. Debo confesar que, a ratos tengo mis dudas pero por lo general, me va bastante bien, gracias.
Entre tanto favorito, tengo una lista de palabras top. Algunas me gustan simplemente por su fonética, otras porque las uso tanto que son una extensión de mi y alguna que otra por su semántica.
Cuki
Sin duda mi palabra favoritisima del mundo. Sé que es cursi, sé que es un poco ñoña pero oye, todos tenemos algun defecto. Mis amigas la criticaron mucho en sus inicios, hace como tropecientos siglos, pero algunas también la han incluído en su vocabulario. (Minipunto para mi)
Aunque suene realmente mal decirlo, mi metro cincuenta y cinco me convierte en la viva imagen de ser cuki, por lo cual, tiene que estar dentro de mi vocabulario.
#drama
Se escribe con hashtag, si no, no vale. Me apasiona la maldita palabra. Creo que si hay dos palabras que me definen son cuki i drama. Básicamente porque soy adorable pero patosa, torpe y un poco pringada.
Cuando hablo de #drama, no me refiero a grandes tragedias, llantos, desesperación ni nada deprimente. El #drama es… el #drama es divertido. Algo así como que te pasen cosas random un poco cutres pero que sabes que te vas a reír en unos minutos (si no lo estás haciendo en ese mismo momento).
Zanzíbar.
Me encanta el sonido de la z. Escuché esta palabra por primera vez cuando tenía 8 años en las puertas de una pneumonía (por la que me pasé 2 semanas sin ir al cole y una en el hospital viviendo a costa de reina) en una película y …literalmente me enamoré de la palabra. (Si he comprado un maldito dominio con ella y todo).
El hecho de que esté entre mis palabras favoritas me obliga a tener que ir algún día y verlo con mis propios ojos. (Y así de paso puedo decir durante las semanas pre y post viaje, la maldita palabra tropecientas veces).
Morriña.
Me encanta. Para mi, el gallego tiene un noséqué, nosécuántos que me fascina. En parte es por el morfema (también llamado desinencia) iña ya que otra de mis palabras favoritas es riquiño/riquiña. Aunque los gallegos suelen usarla para referirse a personas (por lo que tengo entendido. Confirmamos, de la mano de gallegos, que es para personas), a mi me gusta emplearla en cualquier cosa, especialmente hablando de comida y restaurantes.
El tema es que morriña me gusta no solo fonéticamente, sino por lo que significa. Creo que sentir morriña es muy yo, siempre dispuesta a echar de menos y a sentir cierta penita por todo lo que no está.
Vespre.
Quizás más que la palabra, me gusta lo qué significa. Es la hora mágica, con una luz y una intensidad especial. Y también porque es una hora más que aceptada para poner una, dos o tres cerves sobre la mesa e intentar arreglar el mundo con ellas. Y claro, no hay nada que me fascine más que arreglar el mundo a golpe de cerveza. (Ya le dediqué un post entero a la palabrita)
Tu me manques
No es una palabra en sí, lo sé. Pero no puedo dejar esta expresión en el tintero. El francés y yo nunca jamás hemos tenido una buena relación. NUNCA. Ni yo le gusto a él, ni él me gusta a mi. No me parece un idioma romántico como a muchos, ni con una belleza especial, la verdad.
Que conste que lo intenté. Hice francés durante cuatro años de mi vida, sin éxito alguno claro (y eso que en teoría por ser catalana me debería costar menos). De esa época me han quedado algunas palabras o frases sueltas y la certeza que soy incapaz de pronunciar las v/b como una persona decente.
Pero creo que tienen la mejor forma (que yo conozca) de expresar la morriña (sí, definitivamente eso de echar de menos lo llevo muy dentro). Porque no lo haces desde el yo, la primera persona, como sujeto activo. Lo haces desde el otro lado, como sujeto pasivo. La traducción literal sería un «Tú me faltas» y me parece más bonito, más puro, más sincero, más de verdad.