Autodefinirse a una misma como ratón de biblioteca no queda precisamente bien, que digamos. Supongo que porque siempre nos hemos empeñado en darle una connotación negativa, de persona un poco antisocial y más bien rarita.
Pero sin duda alguna, lo soy y me siento bastante orgullosa de serlo.
Me encanta leer. Me gusta muchísimo desde que era una enana. Concretamente desde que tenía unos 9 años (Mi increible capacidad con las fechas).
Recuerdo perfectamente cuándo le pille el gusto a la lectura y por qué. Yo, en una versión aún más enana de la actual, estaba en cuarto de primaria y a la profe de turno se le ocurrió montar una biblioteca en clase. Puso varios libros y nosotros podíamos cogerlos en préstamo durante unas semanas.
Como era la novedad, todos quisimos coger un libro.
No es que fuera una apasionada de la lectura en esos momentos, pero ya se sabe, no iba a ser yo la que se quedara atrás.
Recuerdo que fue un libro de los Hollister, una saga de libros de misterio del año de la catapum en los que se relataban las peripecias de una familia con mil hijos. Y me gustó.
Sin embargo, mi madre fue la clave. Supo aprovechar la oportunidad como nadie para que, como mínimo, uno de sus hijos heredera su pasión por la lectura. Dio la bendita casualidad que tenía toda la saga de sus años de juventud (imagínate de qué año databa eso), por lo que, me pase las siguientes semanas devorando un libro tras otro. Cuando terminé con ellos me puso delante Torres de Malory y así seguimos con las gemelas O’Sullivan, los cinco y los siete secretos.
Una vez terminadas las 4 colecciones, mi madre había creado un monstruo.
Y gracias a Dios, otra cosa no, pero en mi casa jamás me negaron un libro nuevo. Además, como eramos del club círculo de lectores, cada mes tenía un par de libros (aunque yo pedía como 80, a ver si colaba).
Mi obsesión con leer ha ido a peor. En estos momentos soy capaz de leer dos libros por semana (¿qué te piensas que hago tantas horas en la playa?). Me gusta leer porque soy capaz de evadirme de absolutamente todo y concentrarme. Cosa que no me pasa con las películas o series. Soy bastante incapaz de mirar cualquier pantalla durante mucho rato. Me aburro, me canso y acabo distrayéndome haciendo cualquier otra cosa.
En cambio leer… es harina de otro costal.
Debo confesar que desconfio un poco de la gente que no abre un libro ni por equivocación. Pero, libertad para escoger las aficiones ante todo.
Mientras no me den por saco mientras estoy leyendo, que hagan con su tiempo libre lo que quieran.