Todo aquel que tiene un perfil de tinder, tiene una estrategia de marketing bajo el brazo.
Hay toda una toma de decisiones detrás de cualquier perfil enfocadas a llamar la atención de tu público de tinder.
Porque todos tenemos una audiencia específica a la que nos dirigimos. (Aunque algunos crean que su target es muy amplio, sus elecciones acaban reduciendo ese target, lo sepan o no).
Las fotos de perfil que elegies son marketing. Poner o no una descripción es marketing. Si la pones, lo qué escribes es marketing. Si decides asociar spotify y escoger una canción de culto, es marketing. Vincular o no tu instagram es marketing.
Creo que las fotos y las descripciones son el punto capital de esta estrategia.
Tus fotos, además de mostrar tu atractivo, dan pistas sobre tus aficiones, gustos, qué esperas de la app, e incluso tu forma de ser.
Si escoges fotos dónde se vean tus músculos y en el gimnasio, entiendo que, a parte de que te gusta estar en forma, el gimnasio es una parte capital de tu vida. Claramente yo no soy tu público porque ni conecto con la gente loca del gimnasio, ni me gusta lo que significa que alguien muestre sus músculos con tanto orgullo. Pero habrá chicas que si busquen ese perfil. Bien por ti y por ellas (ya se sabe, sobre gustos no hay nada escrito.)
Las descripciones son un mundo a parte. Hay quién se dedica a describir, con todo lujo de detalles, a su público. Otros te cuentan lo que quieren, como si estuvieran escribiendo la carta a los reyes magos. Algunos se dedican a venderse como si no hubiera mañana. Otros ponen en marcha su creatividad mediante el uso de iconos o frases graciosas. Y luego, hay un sector de la población que, por pereza, poca habilidad de copy o para mantener el misterio, prefieren dejarlo en blanco.
Y en el momento en que empezamos a mover perfiles a derecha e izquierda, nos convertimos en consumidores que han sido mejor o peor atraídos por esa estrategia de marketing. Muchas veces directamente no somos el público objetivo, pero otras simplemente es una mala táctica que no sabe conectar con su audiencia.
Cuando salta el match empieza la segunda fase: convencer a tu audiencia que tú eres lo que está buscando, lo supiera o no.