#OVERTHINKING

DE COMPARTIR CAMA

Siempre he pensado que el día que tenga que compartir cama de forma indefinida, va a ser muy complicado.

No me hace mucha gracia eso de dejar de tener tu propio espacio y que tu habitación pase a ser vuestra habitación.
Y menos la cama.
La bendita cama.

Por lo general, no me gusta compartir cama. Ninguna cama. Me gusta dormir sola, a mis anchas y sin tener que sufrir por tener a otro ser vivo estorbando. (Qué rancia que soy, a veces).

Pero claro, me imagino que si voy y le digo a ese futuro X (que es la incógnicota más incierta del planeta Tierra) que mejor dormimos en camas separadas quizás sale huyendo.

A la gente le parecerá súper romántico, pero yo solo le veo inconvenientes. Ok, puede que encuentre alguna ventaja, pero te prometo que en la lista de pros y contras, el resultado es muy claro.

Cuando comparto cama duermo mal. Muy mal. De mis 8h diarias, quizás consigo dormir 2h.

Primero de todo está el tema evidente del espacio. Pasas de tener una cama doble para ti, a tener solo la mitad de la cama. Y vale que hay días en que no me muevo de mi rinconcito y ahí me quedo, pero hay otros en que me despierto literalmente del revés o en perpendicular o vete a saber tú cómo.
Se acabó hacer la croqueta de un lado a otro durante toda la noche. (Tiene narices que lo diga yo que soy un minion de 1,55 y menos de 50kg)

A parte de que no sabes qué te vas a encontrar, a la gente le da mucho por abrazar. Una vez, un chico me dijo que no me emocionara, que solo me iba a abrazar los 10 primeros minutos y luego se daría la vuelta.
¿Dónde está el problema? En que no cumplió nada de lo que prometió. Se pasó toda la noche abrazándome, dándome calor y sin dejarme dormir. Al final me vi obligada a girarme para que solo pudiera poner su brazo sobre mi y no cogerme como si pretendiera hacer una llave de Judo o lo que fuera.

Debería estar estipulado solo abrazar durante los primeros 10 minutos y a partir de las 7h de la mañana. No más. El resto de la noche puedes dejarme en paz. Esos abrazos solo están permitidos en un caso: cuando el sujeto en cuestión es una estufa, es pleno invierno y hace frío. Aquí aceptaremos pulpo como animal de compañía.

Después tenemos el tema de los añadidos que te vienen con el pack.
Los ronquidos. Duermo con el oído bueno apoyado en la almohada y con tapones para dormir en absoluto silencio, para que venga alguien que ronca y me joda el sueño (y la vida).
Después están los que les gusta levantarse con la luz del día. Lo que viene siendo la persiana a medias. ¿Cómo llegas a un acuerdo cuándo necesitas total oscuridad para dormir?
Aún hay más. Los que roban mantas. Si hay algo que no soporto es que me quiten la manta, la sábana o el edredón. Tengo tendencia a tener frío, ¿por qué arriesgarse a que te quiten tu bien más preciado si puedes tenerlo todo para ti?

Porque esa es otra. ¿Cuándo se quita el edredón? Cuándo el más friolero lo decide ¿no? Porque mediados de junio y yo no tengo planes de separarme del edredón aún. Imagina que venga alguien y me diga en mayo que tiene calor y que se acabó. Pues no me da la gana.

No sé, es que yo solo le veo inconvenientes a esto de compartir la cama.