#BONITALAVIDA #DRAMAS

DE ESTAR EN CUARENTENA

Estamos en cuarentena.

Creo que jamás nos hubiéramos imaginado algo así. Es surrealista, algo que se escapa de todo lo que conocemos y hemos conocido.

Mínimo 15 días encerrados en casa saliendo solo para lo imprescindible que viene a ser ir a la farmacia, al súper y deja de contar. Y rezando para que no aparezcan síntomas del coronavirus.

A todo esto debo decir que mi señor compañero de piso lleva dos semanas con una tos horrible que me hace pensar que el virus ya ha llegado a casa. Pero inexplicablemente yo aún no he manifestado ningún síntoma. Inexplicablemente porque soy la típica pringada que lo coge todo y porque si alguien tenía todos los números para tenerlo, ese alguien era yo.

Volví de Singapur, un país en riesgo hace dos semanas. Lo gracioso es pensar que estuve sufiendo por sus menos de 100 casos, cosa buena antes de irme. Y a principios de marzo fui a Madrid. ¡Alegría!
Sin embargo, aunque me chequeo la fiebre cada maldito días unas tres veces al día, sigo sin tener ni un solo síntoma. Seguiremos informando.

Eso de estar tantos días en casa es especialmente un infierno para alguien como yo que necesita salir mínimo una vez al día a que le toque el aire. No soy capaz de estarme en casa y me veo 15 días así y me empieza a dar un mini infarto.

Llevamos solo tres días y se me empieza a hacer cuesta arriba. Como recomiendan, me he puesto una rutina dentro del confinamiento para que la cosa no desmadre tanto; limpiar, poner lavadoras, hacer yoga, cocinar, estudiar un poco, trabajar, leer, ver alguna serie o algo y hacer skypes.

Eso sí, me he visto en la necesidad de racionar las estancias y limpiar solo una cada día porque a este paso se me termina la limpieza y #drama (Dios mio, ¿a qué hemos llegado?). En cuanto a las lavadoras, como ya no tengo nada sucio, he empezado a meter todo lo que encuentro por casa: mantas, cojines, manteles.. ¡todo es bienvenido!
Lo que se refiere al yoga, ya voy por mis tres secuencias de yoga al día. A este paso, termino con el título para ser profe (y con un par de cm más por eso de estirar tanto).
La cocina pues… la cocina mal porque no puedo dedicarme a hornear pasteles como si no hubiera mañana si en esta casa a nadie le gusta el dulce. Y me estoy empezando a quedar sin comida. Se avecina una excursión al súper en breves. Veremos cómo es dicho viaje porque me temo lo peor.
Por primera vez estoy agradeciendo que llegue el momento de trabajar: 8 horas menos que decidir como invertir (lo dicho, ¿dónde vamos a llegar?).

Por otro lado, estoy viendo como la actividad de Tinder sube como la espuma. Creo que en estos momentos agradezco estar soltera. Total, lo peor que puede pasar es que acabemos pegándonos con mi compañero de piso. Pero no hay ninguna relación que pueda quedar destruida con tanta cuarentena. Porque claro… ¿14 días encerrada con una persona? Aquí tienen que empezar a surgir los roces sí o sí. Ya dicen que en China se han disparado los divorcios, no me extrañaría que aquí suceda lo mismo.

Yo estoy a un paso de proponer las cerve-cita-skype. Todos nos ahorraríamos tiempo y recursos. Una horita de skype y ya sabes si eso puede terminar en una cita de verdad cuando dejemos de estar confinados o si NEXT. Lo malo es que se termina perdiendo el interés, pero yo le veo futuro, la verdad.

A todo esto, creo que es momento de buscar una nueva afición o reprender alguna. Creo que esta vez sí que sí que aprendo a comunicarme íntegramente medinate lenguaje de los signos. Porque claro.. tantos días en casa, o empiezo a buscar algo nuevo que hacer o yo de esta no salgo cuerda.

Lo dicho, estar en cuarentena es duro. Pero todo sea por el bien común y para terminar con esto lo más pronto posible.

Y a todos aquellos que siguen sin entender que deben quedarse en casa, un poquito de solidaridad, que no hacemos esto por gusto.

Seguiremos informando de cómo avanza el confinamiento. Quiero pensar que todo esto nos va a servir para aprender acerca de nosotros mismos y cuidarnos un poquito (ella siempre positiva). Bueno, que esto va ser lo típico que cuentas a tus nietos en plan: «yo cuando era joven…».