- Abrazar a mis padres. Tengo la suerte de tenerlos al lado y casualmente (casualmente de verdad) me encontré en el súper con mi madre. Fue muy raro no poder darle un beso, abrazarla y apenas hablar con ella.
- Ir a comer a casa. Salir al jardín, pensar «jo, qué bonito es» y ver mis plameras, mientras espero a que llegue la hora de comer sabiendo que tendremos marisco y un pescadito rico.
- Abrazar a mis amigas muy fuerte. Hasta que casi no puedan respirar, y se quejen.
- Ver el mar. Otra de las cosas que más echo de menos. Verlo y sentarme en la arena embobada mientras escucho una de mis listas de spotify.
- Ir a la playa a tostarme al sol. Inaugurar la playa y, si es necesario, meternos en el agua, aunque esté helada.
- Cenar en un restaurante. Ir a cenar fuera y disfrutar de comida riquiña en buena compañia.
- Salir a correr. Hace años que perdí la rutina de ir a correr a diario. Ahora apenas voy una vez cada X tiempo. Sin duda alguna, será una de las primeras cosas que haga.
- Tomarme una Turia en mi bar favorito con mi hipocondríaca favorita. Y seguir comentando los dramas médicos que vivimos constantemente fuera del coronavirus y los #dramas en general que nos pasan por pringadas.
- Tomarme una cerve en cualquier terraza. Amén
- Celebrar todo lo que no hemos podido celebrar y brindar por todo lo brindable. Y emborracharse mucho y muy bueno.
- Vermut al solecito (y no, la terraza de mi casa no vale).
- Ir de tiendas. Un día entero, como mínimo.
- Sentarme en un banco y ver la vida pasar. No esto no lo he hecho en mi vida, pero oye, siempre hay una primera vez. En estos momentos, me parece un planazo.
- Ir a cualquier parte. Descubrir un nuevo lugar.
- Cerrar Tinder. Au revoir a todos los match hechos estos días, en que la actividad ha sobrepasado los límites conocidos.
- Hacer una ruta por todos los supermercados habidos y por haber. Y eso que tengo la suerte de tener un Condis y un Sorli uno delante del otro y puedo elegir. Pero estoy hasta las narices y encima, ¡son los más caros del planeta!
- Arreglarme como una persona normal. Lo siento, yo paso completamente de vestirme, peinarme y maquillarme como si fuera a salir de casa. Ya trabajo desde casa y no lo hago, ¡lo voy a hacer ahora! Cuando pase todo este drama ya me pondré mi ropa bonita de nuevo. De momento, sigo con las mallas de yoga y los pijamas.
- Hacerme una revisión médica de todo lo medible, analíticas y cualquier cosa que me haga sentir segura y tranquila. Sí, esperaré los meses que haga falta a que todo se normalice y los hospitales vuelvan al ritmo habitual, pero a mi que alguien me tranquilice y me diga que estoy sana, por favor.